Cachito querido, sabes lo que fue la última cena?, una comida entre amigos, no te imaginas cuánto la valoro en éste mi otoño existencial, en cada juntada con mis compañeros de adolescencia. Sabes lo que es la eternidad?, hacerse Vida en el corazón de anécdotas y momentos compartidos con aquellos que se adelantaron en la partida. Cuánto ayudan tus enseñanzas para hacer el SER FELIZ, como fueron tus últimas palabras, sosteniéndote del ambón, porque tus fuerzas declinaban de tanto amor brindado, al finalizar la misa sabiendo que te despedias dijiste: "esperen un momento, SEAN FELICES". Las sillas vacías de esta foto, no aquí sino en la Casa Grande, no la de la Carmen como llamabas a tu amada Parroquia, si no en la del Padre, la estarás llenando con aquellos fieles amigos para lo que tanto representastes y partieron a tu encuentro, me imagino la Alegría del reencuentro y las largas tertulias de lo compartido. Creo Señor, aumenta mi fe. Espero Señor, aumenta mi esperanza. Amo Señor, purifica mi Amor. Tu simple oración, que cada noche invoco. Mi humilde homenaje a ése gran Cura en el día de su cumpleaños noventa y dos, que durante cuarenta años fue Párroco de mi Ciudad con Alma de Pueblo. Padre Humberto Cacho Mariani. 30-01-1931. El Almirante de Tempestades