01/06/2025
De poeta a “copresidenta” de Nicaragua: quién es Rosario Murillo, la poderosa mujer que buscar heredar la dictadura de Daniel Ortega

Fuente: 1748766243
La esposa del líder sandinista tejió una malla protectora que le permita sobrevivir a una eventual caída del régimen una vez que el dictador ya no esté para sostenerla en el poder
>Rosario Murillo sabe que se balancea como trapecista en el circo de poder que ha construido en Nicaragua. Su seguridad y su posición dependen de sus habilidades como maromera, de que las cuerdas sean fuertes y, sobre todo, que al final de las volteretas estén ahí los brazos de su esposo, Daniel Ortega, para sostenerla.
Ortega cumplirá 80 años el próximo noviembre. Sus frecuentes, y a veces largas ausencias de las actividades públicas, más las enfermedades graves que extraoficialmente se le atribuyen, hacen pensar a los nicaragüenses en la suerte que correrá la dictadura una vez que su líder desaparezca.
“Una fuente cercana a la familia de los dictadores me ha confirmado que el tirano, Daniel Ortega está en cama, complicado en su salud por insuficiencia renal”, escribió el periodista nicaragüense en el exilio, Emiliano Chamorro, el 21 de mayo en X (antes Twitter). Su fuente agregó que la familia Ortega Murillo evaluaba incluso trasladarlo a Cuba para recibir tratamiento especializado.
Contrarreloj, Rosario Murillo se prepara para un escenario “sin Daniel Ortega”. Previsoramente, ha tejido apresuradamente una malla protectora que le permita sobrevivir a la inevitable caída una vez que el dictador ya no esté para sostenerla en sus maromas de poder.
La Asamblea Nacional de Nicaragua, controlada por el régimen, Asimismo, en marzo, el parlamento aprobó otra reforma legal que otorga a la esposa de Ortega el control directo del Ejército, consolidando el modelo de poder familiar que domina el país desde hace más de una década.Téllez es una antigua guerrillera sandinista que compartió armas con Ortega en los años 70, fue miembro del gabinete revolucionario en los años 80, y quien, distanciada y opuesta a la dictadura de los Ortega y Murillo, fue encarcelada y desterrada de Nicaragua.
“Rosario Murillo va a heredar un guiñapo que no va a saber manejarlo, va a provocar grandes contradicciones y va a terminar perdiendo el poder. El cómo, será el punto clave, el cuándo, creo que no va a tardar mucho tiempo”, afirma.Teódulo Murillo adoraba a Rosario por la inteligencia que mostraba. Se sentía orgulloso de su hija que pronto demostró tener interés por los libros y la poesía, a tal punto que a los once años la envía a Europa para estudiar un secretariado ejecutivo en Inglaterra y Suiza. Aunque no fuese una carrera universitaria, el curso le proporciona un bagaje cultural importante, pues no solo le da la experiencia de conocer la vida europea de esos intensos años sesenta sino también de aprender otros idiomas, inglés básicamente y algo de francés.
En unas vacaciones que vuelve a Nicaragua, Murillo se embaraza de su primera hija, Zoilamérica, y se casa a los 15 años con Jorge Narváez Parajón. Al año siguiente se embaraza de su segundo hijo, Rafael, y así, embarazada, y con la preparación obtenida en los cursos europeos, llega en 1968 al diario La Prensa para cubrir la vacante de secretaria-asistente del director del periódico, doctor Pedro Joaquín Chamorro Cardenal.El matrimonio con Narváez no funcionó y se separaron. En La Prensa, Murillo conoce a quien sería su segundo esposo, el periodista Anuar Hassan.“La relación con Murillo comenzó cuando ella llegó a La Prensa en 1968”, relató Hassan en una entrevista para el lHubo boda y al poco tiempo estaba naciendo un nuevo bebé, Anuar Joaquín Hassan Murillo, el tercer hijo de Murillo. “Ya cuando se declaró divorciada, yo me casé con ella en el 69. Y bueno, nos vinimos a vivir aquí, a esta casa precisamente, a finales del 69 con los dos niños. Pasamos así, una pareja más o menos sin problemas. Ni económicos ni de ningún tipo, hasta que hubo algunas cuestiones ahí, discusiones. No me gustaron algunas situaciones de ella ya como para el 70 y, a mediados del 72, me separé, nos separamos, como en agosto o septiembre”, señaló el periodista, quien falleció a los 83 años, el 23 de marzo pasado.Uno de los interrogantes actuales es por qué Murillo ha mostrado tanta saña contra La Prensa, el diario en el que trabajó, y en particular contra la familia Chamorro, dueña del periódico. El edificio del diario fue tomado policialmente, su redacción perseguida y exiliada, y al menos cuatro miembros de la familia Chamorro fueron apresados, condenados y luego desterrados por razones políticas.
Para 1977, Rosario Murillo tiene 26 años y está embarazada de su cuarto hijo, Carlos (Tino). Su pareja entonces es Carlos Vicente “Quincho” Ibarra, a quien conocía desde que fueron vecinos en León. Ambos trabajaban con el movimiento guerrillero Frente Sandinista y, por las presiones de la dictadura de Somoza, se asilaron en la embajada de Venezuela en Managua. Luego salieron de Managua a Panamá, y de Panamá a Venezuela.Luego, ese mismo 1977, se volvería a encontrar con Ortega en Costa Rica, donde habían recalado ambos, y oportunamente la dirigencia del Frente Sandinista, a la que pertenecía Ortega, envía a estudiar Cine a Cuba a Carlos Vicente “Quincho” Ibarra, la pareja de Murillo. Ortega se instala en la casa de Rosario Murillo y desde entonces son pareja.
Con sus credenciales de poeta, Murillo buscaba ser la ministra de Cultura del gobierno revolucionario, pero no lo logró porque no tuvo el respaldo de su esposo y porque ese espacio estaba ocupado por una figura icónica en Nicaragua: el poeta y sacerdote jesuita Ernesto Cardenal, con quien Murillo pronto entró en conflictos.
Durante los años 80, Murillo tuvo un papel más bien marginal en el gobierno. Ella estaba incomoda porque no se le colocaba en el lugar que ella creía merecer. En algún momento, incluso, renunció a rol de primera dama, y decidió tomar distancia de Ortega y llevar una vida “más bohemia”.
Sin embargo, en la década de los 90, se sobrevinieron en la vida de Daniel Ortega tres acontecimientos que lo golpearon fuertemente y que sirvieron, para que Murillo tomara control sobre su vida. Uno, la derrota electoral de 1990. Ortega quedó cuasi solo y abatido. Desde entonces Murillo comenzó a dirigir sus campañas electorales. Dos, un infarto en 1994, que activó sus miedos y vulnerabilidades. Murillo asume el control de sus dietas y medicinas. Y tres, la más importante y decisiva: la acusación por abuso sexual y violación que hace en 1998 Zoilamérica Ortega Murillo, hija biológica de Murillo e hijastra de Ortega. Rosario Murillo da la espalda a su hija y acuerpa a su esposo.
En 2007, después de tres derrotas electorales consecutivas, Daniel Ortega logra regresar al poder gracias a la división de sus adversarios políticos y las concesiones que le hace el principal líder liberal de entonces, Arnoldo Alemán, quien en un intercambio de favores baja el techo para ganar en primera vuelta de 45 por ciento de los votos a 35 por ciento. Ortega nunca había podido superar el umbral del 43 por ciento de los votos y, en 2006, gana con solo el 38.07 por ciento de los votos.
Rosario Murillo ha mostrado una espiritualidad polémica en un país como Nicaragua donde el 80 por ciento de la población se considera cristiano, y el 56 por ciento de ellos dicen profesar la religión católica. Una treintena de anillos le cubren los dedos, otras veinte pulseras sus muñecas y una decena de collares de múltiples colores cuelgan de su cuello. Nada es solamente decorativo. Cada piedra, cada símbolo, cada color tiene una misión.
Ese mismo sello esotérico inundó toda la gestión de gobierno. Sembró por toda Nicaragua cerca de 200 “árboles de la vida”, unos armatostes metálicos multicolores que usa como talismanes protectores, y marcó con sus símbolos los espacios oficiales.Una fuente muy cercana a la familia Ortega Murillo dice que Daniel Ortega le aseguró a Murillo que ella sería la candidata a presidente en las elecciones generales del 2021. Sin embargo, al final, apareció de nuevo Ortega en la boleta bajo el argumento que el régimen estaba enfrentando una crisis de sobrevivencia después de la rebelión popular que se produjo en Nicaragua en el 2018.
En abril de ese año, el modelo autocrático populista que empujaban los Ortega Murillo hizo aguas. Unas reformas a la seguridad social detonaron una rebelión ciudadana sin precedentes en la historia de Nicaragua. Cientos de miles de personas salieron a las calles a pedir la renuncia de Daniel Ortega.A partir de ahí, Nicaragua vive un estado de sitio de facto. Cualquier crítica al régimen se castiga como “traición a la patria”: cárcel o destierro pérdida de nacionalidad. Para las elecciones del 2021 no se le permitió a la oposición participar, y siete candidatos que pretendieron inscribirse para disputarle la presidencia a Ortega fueron encarcelados.
Para cumplir su promesa sin abandonar su puesto como jefe de Estado, Ortega ordenó reformas en la Constitución Política que crean las figuras de “copresidente” y “copresidenta”, y remachan a Murillo como sucesora una vez que Daniel Ortega muera. “Ahora estamos mejor que en 2018”, afirmó Ortega en su reaparición del 24 de mayo pasado.
Fuente: 1748766243