La Carmen se regocija viendo como aquél que durante cuarenta años cuidó con esmero su Casa Grande, el que una vez al año la sacaba de paseo por las serranias del lugar, el que hizo de que fuera compañía en sus a veces fiestas, a veces lágrimas del Pueblo que su Hijo le confío para su pastoreo, hoy en ese lugar prometido del reencuentro definitivo en la plenitud del amor del Padre, celebra un año más de su irrupción en la historia, en la mesa amplia, similar a la que describía de la última cena, y que la llamaba: "una comida de amigos", y eso es lo que hoy esta reviviendo con tantos de aquellos que compartió su peregrinar terreno y hoy comparten esa eternidad bien merecida. Feliz cumpleaños querido Padre Mariani, porque como vos decías lo estamos celebrando en el corazón donde sos presencia viva. El Almirante de Tempestades