Jueves 26 de Diciembre de 2024

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26 de diciembre de 2024

El día que un médico desafió a la muerte y se operó a sí mismo

En condiciones extremas y bajo amenaza de una apendicitis fatal, Leonid Rogozov realizó una arriesgada cirugía que marcó la historia de la medicina

>En un remoto puesto de investigación en la El incidente tuvo lugar en la estación antártica Novolazarevskaya, donde un grupo de 12 exploradores soviéticos enfrentaba el crudo invierno polar. El médico comenzó a sentir los primeros síntomas de apendicitis el 29 de abril. “Por la mañana, experimenté debilidad general, náuseas y fiebre moderada. Luego apareció un dolor punzante en la parte inferior derecha del abdomen”, escribió en su diario, donde registró detalladamente los eventos que precedieron a la operación​. Ante la falta de transporte aéreo viable y el bloqueo de la estación por tormentas de nieve, no existía posibilidad alguna de recibir ayuda externa.

Pese a sus esfuerzos por mantener la calma y no alarmar a sus compañeros, el cuadro clínico se deterioró rápidamente. Aplicó tratamientos conservadores, como antibióticos y enfriamiento local, pero al día siguiente el dolor se intensificó y la fiebre subió, acompañada de vómitos constantes. En su diario, confesó: “No dormí nada anoche. ¡El dolor es insoportable! Una tormenta de nieve azota mi alma, aullando como cien chacales. Siento una opresiva sensación de fatalidad… Este es el final. Debo considerar la única salida posible: operarme a mí mismo”​.

El médico sabía que la única forma de sobrevivir era realizar una auto-apendicectomía, un procedimiento que, en condiciones normales, requiere un equipo quirúrgico completo y la participación de varios especialistas. Sin embargo, en su situación, debía improvisar y confiar en sus habilidades. Según reveló posteriormente, trabajó en un plan meticuloso para la operación, asignando tareas a dos compañeros de la estación: un conductor y un meteorólogo. Uno sostendría una lámpara para iluminar el área de trabajo, mientras que el otro usaría un espejo para permitirle observar las áreas no visibles directamente. Ambos debían pasarle los instrumentos quirúrgicos según sus indicaciones​​.

La operación comenzó a las 02:00 horas del 1 de mayo. En una posición semi-reclinada y girado hacia la izquierda para acceder mejor a su abdomen, el médico utilizó anestesia local con novocaína para adormecer la pared abdominal. A pesar de las precauciones, sabía que tendría que completar gran parte del procedimiento sin más alivio para el dolor, ya que necesitaba mantener su mente clara para ejecutar los pasos con precisión​.

El procedimiento, que duró casi dos horas, estuvo plagado de desafíos. El espejo, pensado como una ayuda, pronto se convirtió en un obstáculo por la inversión de la imagen, lo que lo obligó a trabajar casi completamente al tacto. Durante la operación, perforó accidentalmente el intestino ciego, lo que requirió suturarlo en el momento. “El sangrado era bastante fuerte, pero me tomé mi tiempo. Intentaba trabajar con seguridad”, escribió más tarde​.

A los 40 minutos del inicio, la debilidad general y los mareos comenzaron a pasar factura. Cada pocos minutos, tenía que detenerse y descansar durante 20 o 25 segundos. A medida que avanzaba, se enfrentó al temor constante de que su cuerpo no resistiera el esfuerzo. Sin embargo, perseveró. Finalmente, localizó el apéndice inflamado. “Con horror, noté la mancha oscura en su base. Eso significa que, con un día más, habría reventado”, anotó​​.

Contra todas las probabilidades, su recuperación fue rápida y exitosa. Cinco días después de la operación, su temperatura corporal volvió a la normalidad, y en dos semanas ya estaba retomando sus actividades habituales.

El caso de esta auto-apendicectomía tuvo un impacto duradero en las políticas de exploración polar. Desde entonces, se hicieron obligatorios los exámenes médicos más rigurosos para el personal desplegado en misiones remotas, a fin de minimizar el riesgo de incidentes similares. En palabras de su hijo, quien más tarde reflexionó sobre el legado de su padre en conversación con la BBC: “Es una historia que demuestra que incluso en las circunstancias más hostiles, uno puede encontrar una solución si tiene la determinación suficiente”​​.

Aunque el médico evitó glorificar su hazaña y la describió como “un trabajo como cualquier otro”, su historia sigue inspirando a profesionales de la medicina y a exploradores en todo el mundo. En palabras de expertos como el Dr. Duncan Gee, quien comentó sobre el caso en la BBC, “es una proeza que desafía todo lo que nos enseñan sobre la cirugía. Es una mezcla de valentía, preparación y resiliencia en su máxima expresión”​.

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