20 de enero de 2025
Cómo es la isla de arena rosa y mar cristalino donde Robert De Niro levanta un exclusivo refugio

La paradisíaca Barbuda, en el Caribe, albergará un hotel boutique creado por el célebre actor. Él mismo dio los detalles
En 1994, De Niro ayudó a convencer al aclamado chef japonés Nobu Matsuhisa, cuyo restaurante Matsuhisa de Beverly Hills se había convertido en uno de los favoritos de los famosos, para que abriera una sucursal en Manhattan, y le diera su nombre en vez de su apellido. Siguieron más restaurantes Nobu, y en 2013 se abrió el primer Nobu Hotel en el Caesars Palace de Las Vegas. Ahora, Nobu Hospitality, formada por De Niro, Matsuhisa y el productor de cine Meir Teper, tiene una cartera internacional de 42 hoteles ya abiertos o en desarrollo, así como 12 complejos residenciales y 56 restaurantes. (Por separado, De Niro es también socio del Hotel Greenwich de Nueva York).
¿Cómo ha encontrado De Niro el tiempo para hacer todo esto, además de su famoso trabajo principal?
Contestó su teléfono, lo que lo distrajo momentáneamente. “Disculpa”, dijo, después de colgar. “Estaba coordinando un helicóptero”.
De Niro y sus socios de Paradise Found, el multimillonario australiano James Packer y Shamoon, un hotelero internacional que también es copropietario y director de Luxury Hotel Partners, han necesitado mucha coordinación --de helicópteros y otras cosas-- para llegar a este punto. Paradise Found adquirió la propiedad de 391 acres [NdeR: 158 hectáreas] en 2015, pagando 5,2 millones de dólares por un contrato de arrendamiento de 99 años.“Siempre pensé que era algo especial”, dijo De Niro. “Y dije: ‘Este es el sitio, si podemos conseguirlo’”.
El restaurante Nobu Barbuda, el primer paso del plan de desarrollo, abrió en 2020, y atiende casi exclusivamente a personas que hacen paseos de un día en helicóptero o barco desde las islas vecinas. El menú incluye clásicos de Nobu como el bacalao negro con miso, así como opciones locales como la langosta de Barbuda. (Los precios son al estilo neoyorquino: un pedido de solomillo de ternera con teriyaki, por ejemplo, cuesta 66 dólares).La casa de De Niro no está muy lejos --perteneció al arquitecto del K Club--, por lo que acude a menudo para revisar los planos y consultar con su equipo el diseño y la decoración.
Irma dañó o destruyó alrededor del 90 por ciento de las estructuras de Barbuda, lo que obligó a todos sus residentes --menos de 2000 personas-- a evacuar temporalmente a Antigua. Esto retrasó los planes de De Niro, pero también abrió la puerta al desarrollo a una nueva escala en la isla, y a las críticas que vinieron con ello.Aunque De Niro defendió la causa de Barbuda ante las Naciones Unidas en 2017, pidiendo la ayuda del mundo para reconstruir la isla, él y sus socios, así como otros promotores que han emprendido ambiciosos proyectos, se han enfrentado a una vehemente oposición local. Los críticos han acusado particularmente a Paradise Found de explotar el desorden político, violar el espíritu de la normativa sobre el uso de suelo de Barbuda y llevar a cabo una apropiación de tierras tras el huracán.De Niro y sus socios afirman que han estado trabajando para garantizar que el complejo se construya respetando el ecosistema de Barbuda, además de fortificarlo contra futuros huracanes.
En su último papel, en una miniserie de Netflix titulada Día cero que se emitirá en febrero, De Niro interpreta a un expresidente estadounidense en una carrera contrarreloj para descubrir a los responsables de un ciberataque devastador antes de que vuelvan a atacar.
Aquí en Barbuda, en noviembre, el actor dirigía un recorrido por las obras de su hotel, junto con Shamoon, Horne y Trevor Horwell, director ejecutivo de Nobu Hospitality.El hotel tendrá 36 habitaciones en 17 bungalós para huéspedes, así como 25 villas privadas frente al mar que podrán alquilarse a huéspedes a discreción de los propietarios.En cuanto a las villas privadas, su tamaño oscilará entre los 418 y los 557 metros cuadrados, y estarán rodeadas por una zona ajardinada de 7 metros a ambos lados para ofrecer una privacidad total. Pronto estarán a la venta, con un precio de 12 millones de dólares o más cada una.
Ningún huésped tendrá que “competir por la atención de un camarero”, dijo Shamoon. “La idea es que estés en casa, no en un hotel, y que estés donde estés, puedas hacer lo que quieras”.
“Queremos la misma sensación acogedora, pero en versión isleña”, dijo. “Un lugar que sea cómodo, donde todo el mundo quiera reunirse”.
*Sarah Lyall es redactora del Times, donde escribe noticias, artículos y análisis para una variedad de secciones. Más de Sarah Lyall
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