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6 de septiembre de 2018
Los repartidores son los nuevos protagonistas de un paisaje urbano en bicicletas y motos. Hay 3 grandes empresas que acapararon el mercado.
Las aplicaciones de
Desde un tubo de ensayo hasta las compras del supermercado o una simple remera; se puede encargar lo que uno requiera, siempre y cuando esté al alcance. Basta con ingresar desde el celular a la variedad de apps que brindan estos servicios, registrarse o permitir el acceso a través de Facebook y solicitar el pedido, a cualquier hora.
Con un sistema similar al de Uber, las innovadoras empresas ofrecen a particulares que presten su servicio de entrega en motos o bicicletas y, como contrapartida, se quedan con el costo total o parte del envío que abona el consumidor final. Es decir, ellos toman el pedido de gente que necesita algo y automáticamente los deriva a una red de cadetes "freelancers", que se ofrecen para realizar el "mandado".
Quien primero irrumpió en Argentina con esta modalidad fue PedidosYa, que en la actualidad conecta a millones de personas con más de 15.000 restaurantes con entrega a domicilio en 400 ciudades del país. Luego arribaron Glovo y Rappi, con sus servicios más abarcativos, donde incluyen productos como remedios, perfumes, documentos, envío de paquetes, además del clásico
Treggo, en cambio, es una aplicación desarrollada por argentinos que permite enviar paquetes o sobres en apenas dos pasos, donde se debe ingresar la dirección de partida y entrega, confirmar la cotización, y esperar que uno de los mensajeros, a los cuales les llegará la alerta del pedido, acepte la operación.
En diálogo con Crónica, Julián, trabajador de Rappi, explicó: "Por cada envío ganamos 35 pesos, que es lo establecido. De ahí en más corre mucho lo que la gente quiere dejar de propina. Y hoy en día no todos dejan, igual se entiende por la situación del país". Pero aclaró: "Conozco gente que trabaja de 12 a 14 horas por día de lunes a viernes, eso ya es inhumano".
En cuanto a su tarea, señaló: "En sí no está mal, lo que pasa es que tenés este cuadrado en la espalda (especie de conservadora) y no te dejan llevar una mochila normal. Te come la disponibilidad entera porque es un trabajo en el que cobrás en función de lo que trabajás y yo, por ejemplo, tengo libre tres horas al mediodía y tres horas por la noche. Entonces para comer algo con mi novia se complica".
Desde la empresa Rappi se establece que los repartidores no son empleados sino trabajadores independientes o "microempresarios" que trabajan sin jefe ni límites de horario. Por lo que a los "rappitinderos" se les deposita en la cuenta bancaria sus ganancias cada dos o tres semanas, dependiendo de la demora del depósito.
En el caso de que el repartidor no cuente con una cuenta bancaria, se le otorga un "saldo a favor" en la aplicación, que puede luego cobrar con los pedidos que se paguen en efectivo. Por su parte, Víctor, un colombiano que llegó al país para estudiar medicina y en la actualidad trabaja en Glovo, indicó: "Entiendo que hay mejores trabajos pero por el momento estoy tranquilo, uno acá es su propio jefe. Yo vine para Argentina porque sé que las universidades son de calidad y gratuitas. Y a lo largo de estos meses conocí muchos colegas amables conmigo, tanto argentinos como venezolanos, brasileños, uruguayos".
"Apenas llegué al hostel en el que vivo me contacté con Glovo, fui a los cursos de capacitación. Tuve que comprar la bicicleta porque no tenía y ese fue el comienzo de esta aventura", expresó. Y agregó: "Los productos que más pide la gente son según al horario. Durante la tarde voy a supermercados. Y tanto al mediodía como a la noche suelen pedirme comida o alcohol".
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