Cuando escucho el: "Oid, mortales, el grito sagrado", me parece sentir la emoción cuando en lo de Mariquita Sánchez de Thompson, en el medio de la tertulia por la cual era famosa su casa, se pidió silencio y se ejecutó por primera vez los acordes de la canción patria, no era una simple letra al azar, ya un Belgrano en los triunfos de Tucumán y Salta y San Martín en San Lorenzo, habían impregnado con sangre de héroes la "Libertad, libertad, libertad, de su primera estrofa. También en mi mente se me reflejan tantas imágenes, la de un chico adolescente en el Liceo, estirando la *a* de vivaaaamos, una y otra vez, hasta que saliera bien al gusto del profesor de música, la de mi Padre italiano, argentino naturalizado orgulloso por elección, que al escucharlo, una lágrima se le resbalaba por la mejilla en agradecimiento a la tierra adoptiva que le había dado todo, a mis hijos guiados por una señorita de impecable y almidonado guardapolvo blanco guiándolos con sus manos como palomas en vuelo en cada fecha patria, para que lo entonaran con entusiasmo, y a mí que transitando el otoño existencial, me dan más ganas que nunca de gritar a los cuatro vientos, bien fuerte: "Al Gran Pueblo Argentino salud". Mi humilde homenaje al Himno Nacional Argentino en su día. El Almirante de Tempestades
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