26 de diciembre de 2024
De descartado a goleador del año: Viktor Gyökeres, el “Vikingo” por el que se pelean los gigantes de Europa
Los años de dudas y el regreso con el Conventry y el Sporting de Lisboa. Un reconocido director deportivo confesó que no quiso pagar 14 millones de euros por su ficha. Hoy su cláusula de salida vale 80...
El Sporting, sin embargo, no tiene intención de soltarlo. En Alvalade, Gyökeres no solo es un goleador; es la figura que le devolvió la esperanza al equipo. Con un contrato que lo ata hasta 2028 y una cláusula de rescisión de 80 millones de euros (USD 83 millones), los directivos del club portugués saben que tienen un diamante entre manos.
Mientras tanto, desde Inglaterra, los clubes siguen al acecho, con la promesa de convertirlo en una de las próximas estrellas de la liga más competitiva del mundo. Pero en Lisboa, la historia de Gyökeres aún tiene capítulos por escribir. Y eso que su camino al estrellato no fue precisamente sencillo...
En las afueras de Estocolmo, el barrio de Bromma es un mosaico de casas ordenadas, calles tranquilas y campos de fútbol llenos de vida. Fue aquí, entre tardes frías y balones desgastados, donde Viktor Gyökeres comenzó a dar sus primeros pasos hacia la cima del deporte. Era un niño delgado y ágil, pero lo que llamaba la atención no era su físico, sino su inusual capacidad para prever el juego, como si pudiera leer los movimientos de sus rivales antes de que ellos mismos los imaginaran.En Brommapojkarna, Gyökeres se destacó rápidamente, liderando equipos juveniles y marcando goles con una facilidad que desconcertaba a los defensores. Su versatilidad lo hacía único: podía jugar como extremo, delantero centro o incluso como mediapunta. “No importaba dónde lo pusieras, él hacía la diferencia”, dijo un compañero de aquellos años. Esa polivalencia fue clave para que, a los 17 años, debutara en el primer equipo, enfrentándose a rivales mucho mayores y más experimentados.
El día que Viktor supo que el Brighton & Hove Albion, un equipo de la Premier League, quería ficharlo, la noticia llegó como un relámpago. Suecia siempre había sido su hogar, pero el joven entendió que debía salir de su zona de confort. “Sabía que era el momento de arriesgarme”, declaró en una entrevista años después. Así, con solo 19 años, dejó atrás la familiaridad de Estocolmo para enfrentarse a un mundo completamente nuevo.
Pero los sueños nunca vienen sin desafíos.“Llegar aquí es un gran paso para mi carrera. Estoy listo para trabajar duro y adaptarme”, dijo Viktor en su presentación oficial, con un inglés aún titubeante pero cargado de determinación. La afición local, acostumbrada a ver cómo jóvenes promesas luchaban por destacar, lo recibió con escepticismo. La realidad era clara: la Premier no perdonaba errores, y los minutos en cancha no llegarían fácilmente para el delantero sueco.
En sus primeras semanas, Gyökeres sintió el vértigo del cambio. La velocidad y el rigor físico de los entrenamientos superaban todo lo que había conocido en Suecia. Los días en el centro de entrenamiento de Lancing se convertían en una rutina agotadora de gimnasio, trabajo táctico y adaptación lingüística.Los obstáculos no tardaron en llegar. Durante la temporada 2018-19, Viktor fue relegado al equipo Sub 23, donde marcó algunos goles pero no logró capturar del todo la atención del cuerpo técnico principal. El golpe más duro fue su debut en la Premier League, que llegó mucho más tarde de lo esperado, y solo como un breve destello. En enero de 2019, Gyökeres entró como suplente en un partido contra el Everton, cuando el marcador ya estaba definido. Fueron apenas minutos, un tiempo insuficiente para mostrar su valía. Después, regresó a la sombra.El cambio llegó en 2021, cuando el Coventry City, un equipo de la Championship, confió en él. Por primera vez, Viktor sintió que un club estaba dispuesto a apostar en serio por su talento.
“Sabíamos que tenía talento, pero también que necesitaba confianza y continuidad”, explicó Mark Robins, entrenador del Coventry, quien vio en Gyökeres más que estadísticas irregulares: un diamante en bruto dispuesto a brillar.
Los primeros meses no fueron sencillos. Necesitó adaptarse rápidamente al estilo físico y frenético de la Championship, una liga donde cada balón es disputado con intensidad. Aunque su debut fue prometedor, marcando su primer gol contra el Sheffield Wednesday, los números iniciales no impresionaban: cuatro tantos en 21 apariciones en la temporada 2020-21. Sin embargo, en su caso, el impacto fue más profundo que lo que reflejaba el marcador. Gyökeres comenzó a ser el punto de apoyo en el ataque, un jugador que no solo definía, sino que también creaba oportunidades para sus compañeros.El estilo de juego del atacante evolucionó en esta etapa. Su figura imponente y su habilidad para recibir balones largos lo convirtieron en un “target man” clásico, pero con un toque moderno: sabía salir del área, asociarse y abrir espacios. Los analistas comenzaron a destacar su inteligencia táctica, una cualidad que lo hacía sobresalir en un torneo plagado de jugadores físicos pero menos cerebrales.
Pero detrás de esos éxitos había un hambre que trascendía lo deportivo. Viktor tenía algo que demostrar: que su paso por Brighton no definía su techo, que podía estar entre los mejores. Y en Coventry lo logró. Comenzó a ser ofrecido a otras instituciones, como el Leeds United, pero las dudas que había sembrado en sus inicio es en la Premier todavía sobrevolaban.
En el verano de 2023, el mercado de fichajes estalló con una noticia que pocos esperaban: el Sporting de Lisboa, uno de los clubes más grandes de Portugal, lo fichó por la suma de 24 millones de euros, convirtiéndolo en la adquisición más cara en la historia del club. Para el delantero sueco, este traspaso representaba algo más que un cambio de aires: era el paso definitivo hacia el fútbol de élite europea.
El impacto fue inmediato. En su debut, Viktor anotó un gol crucial contra el Braga, dejando claro que estaba listo para asumir el peso de las expectativas. A diferencia de sus primeros días en Inglaterra, en Lisboa encontró un sistema diseñado para potenciar sus habilidades. Amorim lo colocó como punta en un esquema que le permitía explotar su velocidad, fuerza y capacidad para proteger el balón de espaldas al arco.
En el Estadio José Alvalade, la conexión de Viktor con jugadores como Pedro Gonçalves y Francisco Trincão fue instantánea. Juntos formaron un tridente ofensivo dinámico, capaz de desarmar cualquier defensa. El éxito no solo se limitó a la liga doméstica. En la Champions League, el sueco fue decisivo en partidos clave -lleva cinco conquistas-, mostrando una madurez que dejó atrás cualquier duda sobre su capacidad de rendir en los escenarios más exigentes.
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